El estimado Pepe Berlanga, persona de gran calidad humana, siempre me estaba comentando en la Redacción de “El Faro”, que Jacinto Benavente, tal vez se inspiró en el ambiente de nuestra ciudad, para escribir su obra teatral: “Los intereses creados”.
Pudiera ser. Pudiera ser también, vaya usted a saber, que Carlo Collodi, para su cuento infantil, hubiera puesto sus ojos en nuestra tierra, buscando base documental, dado que la realidad, como es sabido, supera la ficción. Los “pinochos” en Ceuta, campan a sus anchas. Resulta más fácil cruzarse por los lugares de la localidad, con gente con nariz de cuento, italiano o chino, que saludar a, ceutíes y no ceutíes, auténticos de corazón y de recto proceder. Honestos, en definitiva, en el arte de vivir y convivir en una comunidad de bolsillo. En una reducida reserva africana.
Con el atrevimiento que me permite mi condición de “perro con pulgas”, me permito la licencia de afirmar que Ceuta es una ciudad rica como fuente de inspiración. Ceuta es a las musas, lo que las islas Galápagos, a Darwin.
La verdad
Cuando Jesucristo fue preguntado sobre la verdad, guardó silencio. Pilatos no supo interpretar que el silencio profundo e íntimo, no es la ausencia de ruidos, sino la presencia del Ser Único y Universal.
Es complicada la verdad. Que si la subjetiva, la absoluta, la relativa. Que si todo depende del color del cristal con el que se mire. Que si se trata de tu punto de vista o versión.
El amigo
Algo similar a lo que me ocurre con el concepto de amigo.
-! Ah, no seria tan buen amigo!, te suelen decir.
– La experiencia me ha venido a enseñar que es más fiable depositar confianza en los enemigos, que en los amigos.
Cuando he necesitado de los amigos, por lo general, me han fallado de forma estrepitosa.
Por contra, un enemigo te guarda lealtad de por vida, nunca jamás te olvida. Te llevan a Santa Catalina, en un “último taxi”, y ya se pueden imaginar quién es el conductor. Te introducen en el nicho, y uno de los enterradores tiene cara de eso, de poco amigo. Te echan una primera capa de cemento en la lápida, y uno de los sepultureros reclama, a gritos de júbilo, que la mezcla se haga con cemento armado.
Todas estas secuencias pueden ser contempladas mientras abandonas el cuerpo físico o terrenal. Con pretensión sigilosa y discreta, no vaya a ser que llegue la noticia a oídos de tu enemigo y, en un arrebato más, te siga los pasos. O se cargue, con sus malas artes, directamente, “la otra vida”.
Y es que donde se ponga un enemigo, que se quite un amigo.
La Mentira de Ceuta
Ya existe una cabecera de periódico que tuvo la valentía de asomarse a los murcianos con “la verdad”. Hay quien, en Ceuta, en internet, usa de ese secreto.
En nuestra comunidad de bolsillo, la verdad corre de boca en boca. Es la confusión del caos. En nuestra pequeña selva africana, prefiero ir de mentiroso, de narrador de falsedades. No aspiro, pues, a que ya nadie forme opinión veraz sobre mis escritos condicionados por el odio, por tanto daño recibido en Ceuta.
Para discernir entre el misterio de la verdad y de la mentira, contamos con todo un modelo, que no de pasarela. Su andar, su caminar, de siempre, patoso, ranqueante. ¿Es qué no reposa su merecido retiro en nuestra tierra? Con su boca llena de amor hacia Ceuta y, para variar, se nos va de rondas en su jubilación. Porque es de suponer que nuestro ayuntamiento no seguirá pagando “la última”. Claro que no. Tampoco seria asunto grave. A alguien tan distinguido, que está en posesión de la verdad y de la mentira, habría que compensarle sine die. “Contar con él es un lujo para el ayuntamiento“, me señaló una vez Juanjo, sin salirse por los cerros.
Defendí a su padre, con uñas y dientes, cuando le llovieron los problemas por el mero hecho de participar con éste periodista, en la tarea de informar de las actividades policiales en la ciudad. Lo que hoy en día ocurre con toda normalidad, en los años de la Transición, fue motivo de aviso de cambio de destino, y demás amenazas, por parte de aquel comisario, Luís Esguevilla, hacia mi apreciado, Francisco Cerro.
Tuve el enorme privilegio de ser la última persona con la que estuvo el entrañable policía, antes de marchar, de irse de la Plaza de África, aquella noche, sin luz de luna, a su casa de Hadú, donde pocas horas más tarde, su corazón se le declaró en huelga indefinida. Circunstancia que ahora, con el correr de los años, se me antoja como un motivo normal para provocar su muerte. El policía Paco tenía un corazón demasiado bueno para sobrevivir en Ceuta. Le estalló, le explotó, de grande, en un pueblo de miras tan estrechas. Hasta nuestro mar es estrecho, como no queriendo desentonar con el entorno.
Tiempo de feria
En Ceuta, el espacio dedicado a lo lúdico es más bien limitado. En cierta ocasión, manifesté cosa contraria, pero falté al rigor, para no perder la costumbre. Se nos dijo que la feria contaba con demasiados días. Luego, vino el tema de la crisis.
Como quiera que mi querida madre Maria Luisa, me educó con aquello de piensa mal y acertarás, es por lo que soy de la opinión de que nuestros dirigentes, tal y como están las cosas, estén necesitados del mayor tiempo posible para atender nuestras necesidades, con la máxima concentración. Lo bueno y breve. Las horas de feria en cuenta gotas. Cinco días y muchos son.
De ahí que la primera noche, sin más pérdida de tiempo, apareciera en la caja tonta local, en esa que, será tonta, pero que todo político, la pretende cual primer amor. En esa caja tonta que, lo que son las cosas, cuesta a Ceuta, como si se tratara de una listilla. Se paga a precio de primera de la clase, de matricula de honor. En esa caja tonta que se dice pública, como la película, pero es, de uso y abuso, del alcalde de turno, superando, en una especie de frenética carrera televisa, las horas de ocupación de pantalla de su predecesor en el cargo. Si un alcalde aparece por la tele local 23 horas al día, su sucesor lo hará las 24. El siguiente…se tomará hasta la hora esa que se adelanta o atrasa, en los cambios horarios. La de Canarias, expropiada. Que ejemplos a mano, son fáciles de buscar y encontrar.
Se aprovecharán, en el maratón por chupar cámara, las dos horas con Marruecos, cuando ocurre, transmitiendo desde la Mujer Muerta, sobre la que se rumorea, por la calle Real, que no abre la boca, por mucho que perturben su eterno sueño.
Olé, olé, y olé
Como digo, pues, en la noche inaugural para los que tuviesen ánimos de feria, salió la máxima responsable de la caja, luciendo su vestido de gitana, a falta de titulación acreditada en el oficio. Desde luego, arrancarse por sevillanas es más rentable que ejercer, además que no puede, de periodista no domesticado del todo, por el régimen, que conserva, todavía, su movimiento de compás, desde los órganos de poder locales.
A la sazón, era delegada del Gobierno, Carmen Cerdeira. Quiso poner en el Gabinete de Prensa, a Germinal Castillo, pero se encontró que una normativa impide, a los intrusos de la profesión, sus nombramientos en puestos claves, que deben de ser reservados a los licenciados en Ciencias de la Información. Para su suerte, recibió los auxilios de Cruz Roja. El 4×4 también le pasó por encima.
El profesor de periodismo y conductor del programa, “Las mañanas de 4”, Jesús Cintora, manifiesta a la audiencia, su sorpresa ante el hecho de que un medio televisivo público de Ceuta sirva de vehículo difusor, propagandístico.
Semillas de odio
Mensaje de un sembrador, en nuestra tierra, de semillas de odio. En otros tiempos, de haber prosperado su proclama en Ceuta, hubiera dejado arruinado al romano perfumado. Juan Luis Guerra, de haber vivido en la ciudad, nos habría dejado sin disfrutar de una de sus canciones más bonitas.
Se me abre la boca. Dejo que entren las moscas. Resulta, que la máxima responsable de la caja, alega en su defensa, con eso de que no se censuran los contenidos.
El anterior vicario de Ceuta, Francisco Correro Tocón, todavía sigue en calidad de imputado, por un supuesto delito de estafa, conjuntamente, con Bentata. No recuerdo quién fue el que escribió: ” a la hora de hablar de dinero, no existen diferencias de religiones”.
La imputación del vicario fue noticia local y nacional. El primer medio que tuvo en su poder el tema fue… ¿adivinan?
Es de mañana. Se sirven desayunos en un café con nombre de monumento granadino. No caigo en fijarme, no reparo, en el tamaño de un determinado órgano del olfato.
Pinochos y Pinochas. Marionetas cuyos hilos visibles mueven los demócratas de toda la vida, con el dinero de la gente que sufre, mientras ellos, desde los medios que controlan con pólvora ajena, escapan sistemáticamente, al control de la gestión. Cuando si no tenemos una democracia de principios y de valores es, sencillamente, porque nuestros políticos dinamitaron uno de sus pilares básicos: la libertad de expresión.
Sin embargo, ocurre que, en Ceuta, hubo un tiempo en el que, por ejemplo, “El Faro”, no se escribía al dictado de las subvenciones.
Se imprimía, además, en la localidad, sin más censuras que la aplicada a una mínima calidad literaria en el desarrollo de los contenidos. Las desarrolladas en el marco constitucional. Y el juzgado, caso de que se recurriera a la vía penal o civil, en el supuesto de que, el afectado por la denuncia informativa, ejercitara, legítimamente, acción.
Entonces, “El Faro”, era guía de críticas. “El Faro”, era un periódico-negocio modesto. Otros vinieron, cogidos del brazo político de Olivencia, en plan de novios de la muerte, de la opinión independiente, y sin tener que, previamente, pasar por ventanilla, a hundir ese “barco de papel”, y lo transformaron en una auténtica máquina de hacer dinero.
El termómetro de la fiebre por el lucro, sin espacio libre para medir la temperatura de los escrúpulos. Con la complicidad de los moradores del ayuntamiento. El caldo de cultivo para hacer desaparecer cualquier vestigio de conciencia por el devenir de Ceuta.
El crear sentimiento de raíz sobre lo local, se cambió por el de carácter de transitoriedad. El caldo de cultivo perfecto para participar, en el despropósito, de una economía de la ciudad basada en los abusos de unos cuantos.
Con connotaciones internacionales. Ahora bien, España hubiera afrontado de mejor forma los embates de la crisis, caso de que el papel, y nunca mejor dicho, de los periódicos, hubiese sido el que viene siendo de un tiempo acá.
Sin ese férreo ejercicio de control de la rex pública, por los periodistas independientes, por culpa de los empresarios que, encontraron en la función social, un particular chollo, el desmadre, ha sido y es todavía…total.
Y es que nuestro país, no es que sufra de males de crisis. Es como para que se hubiera colgado, desde hace tiempo, en todas nuestras fronteras, el cartel de: “cerrado por liquidación“.
Lo ocurrido en la Península, espejo, reflejo, de lo acontecido en nuestra reducida reserva africana.
“El Faro”, convertido para la ocasión interesada, de la aparente democracia, en guía amarilla de aplausos, de vivas.
Desde entonces, desde ese fatídico año 82, los distintos medios locales, fueron siendo hipotecados por los respectivos alcaldes.
Y…viceversa.